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Lo más aconsejable antes de lanzarte a comprar cualquier pintura, es identificar qué tipo de humedades son las causantes del desperfecto. Pueden dividirse en interiores (condensación) y exteriores (filtración). Para ello usaremos el famoso truco del papel de aluminio; consistente en pegar una lámina con cinta adhesiva donde aparecen las humedades. Si la condensación aparece en el lado visible; las humedades tienen origen interior, mientras que si aparece en el no visible, el origen es exterior. Las humedades interiores se originan principalmente por dos causas: Inadecuada ventilación del hogar. Mal aislamiento térmico de fachada. Las humedades de origen exterior pueden estar originadas por muchas causas: como deterioro de la estructura (grietas), capilaridad (absorción progresiva), climatología… en cualquier caso; necesitarás un material de mejor calidad y, ocasionalmente, la ayuda de un profesional.
Una vez hayas identificado el problema y decidido hacer la reparación tú mismo, deberás elegir pintura impermeabilizante adecuada a tu caso. Dependiendo del tipo de superficie sobre la que quieras aplicarla deberás tener en cuenta diversos factores: Transpirabilidad: No es lo mismo elegir pintura impermeabilizante para una pared lisa interior que para el suelo de una terraza de uso habitual. Durabilidad: Tiempo transcurrido entre aplicaciones. A más durabilidad más dificultad para trabajarla ya que son más viscosas. Transpiración: Para una fachada es preferible una pintura totalmente impermeable al vapor interno y agua externa; mientras que, para una cubierta se requiere una que también transpire el vapor interno.
Una vez hayas identificado el problema y decidido hacer la reparación tú mismo, deberás elegir pintura impermeabilizante adecuada a tu caso. Dependiendo del tipo de superficie sobre la que quieras aplicarla deberás tener en cuenta diversos factores.
